Qué significa ser hijo único
Al principio, la vida es fácil.
Tus padres atienden todos tus deseos.
Pues eres todo lo que tienen en el mundo.
Y sin hermanos con quienes competir, es fácil ser el centro de atención.
Piénsalo de esta manera: al no tener hermanos, te dan el doble de todo.
No tienes que perder tiempo en discusiones tontas con tus hermanos.
Te regalan los mejores juguetes.
Siendo honestos: eres un consentido.
Lo cual es bueno, porque en realidad nunca aprendiste a compartir.
Desafortunadamente para ti, a nadie le gustan los niños mimados.
Nunca desarrollaste ciertas habilidades sociales que tus amigos con hermanos sí tienen.
Así que pasas mucho tiempo solo.
A veces te vez obligado a inventar un amigo.
Pues la verdad es que ser hijo único te hace sentir muy muy solo.
Sin un hermano mayor que te guíe, estás perdido en este mundo.
Claro, tienes amigos, pero es un lazo diferente.
Mientras tanto, tus padres esperan DEMASIADO de ti.
Y piensan DEMASIADO en todo.
Entre más viejo, más te das cuenta de lo bueno que hubiera sido tener un hermano o una hermana.
De adultos, tus amigos establecen lazos de amistad con sus hermanos. Pero tú no tienes ninguno.
No es justo que ellos tengan un inseparable cómplice de travesuras.
Y te das cuenta de que eres posesivo con tus amigos. Te gusta
llamar la atención pero necesitas un espacio propio infinito.
Básicamente, estás loco.
No eres bueno con los límites.
Además, el que necesites llamar toda la atención de todo el mundo ya no resulta adorable. Lo siento.
Mejor dicho, has aprendido a ser autosuficiente. De muchas maneras, ser hijo único te ha hecho fuerte.
Pero siempre vas a desear, al menos un poco, haber tenido un hermano o una hermana a tu lado.
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